Roland Dumas (Limoges, Francia, 1922), abogado y político, ocupó a lo largo de su carrera diferentes cargos, en particular durante el Gobierno de François Mitterand, durante el cual fue ministro de Relaciones Exteriores (1981-1986) y de Asuntos Exteriores (1988-1993). A finales de los años sesenta, Pablo Picasso lo nombró albacea y le encomendó la misión de hacer cumplir su voluntad sobre Guernica. Tras la muerte del pintor, en calidad de abogado e intermediario de sus herederos, Dumas tuvo un papel fundamental en las negociaciones para el traslado del cuadro a España.

Roland Dumas provenía de una familia políticamente implicada; su padre, vinculado al Partido Socialista, fue detenido y fusilado en Francia en 1944 durante el régimen de Vichy. Siendo muy joven, se adhirió a los Mouvements Unis de la Résistance (MUR), que luchaban contra la ocupación alemana y el régimen de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra, terminó sus estudios de Derecho en París, además de formarse en la London School of Economics y la École Libre de Sciences Politiques de la capital francesa. Debutó en su carrera política como diputado por la región de Haute-Vienne; ya cercano a la ideología de François Mitterand, años después se incorporó a su Gobierno al frente de diferentes ministerios. Posteriormente sería presidente del Consejo Constitucional, puesto que abandonaría al estallar el escándalo Elf, un caso de desvío de fondos vinculado a la petrolera en el que Dumas se vio implicado y por el que fue condenado. En 2013 publicó su biografía Dans l’œil du Minotaure. Le labyrinthe de mes vies.

Entre sus amigos y clientes se contaban personas vinculadas al ámbito artístico, como Daniel-Henry Kahnweiler, de quien fue abogado. Este le presentó a Picasso, quien, a su vez, contrató los servicios de Dumas cuando, a finales de los años sesenta, el Gobierno de Franco puso en marcha gestiones diplomáticas para llevar Guernica a Madrid y acercar filas con Picasso. El artista, también a través de Dumas, fijó entonces las condiciones que debían respetarse para que el cuadro fuera a España. Picasso manifestó esta voluntad en un documento donde afirmaba que “Guernica appartient au peuple espagnol et à la République” [Guernica pertenece al pueblo español y a la República], una fórmula que, como él explicó, era bella pero ambigua ante un eventual tribunal.

En 1969 Dumas advirtió a William Lieberman, entonces director del Museum of Modern Art de Nueva York, que el traslado de Guernica a España iba en contra de los deseos de Picasso. Tras la muerte de Francisco Franco, en noviembre de 1975, y dos años después de la muerte del pintor, Dumas se convirtió en el abogado de sus herederos, defendiendo los derechos morales de estos sobre la obra y actuando como su interlocutor con el Gobierno español. Roland Dumas confirmó en 1978 que Guernica sería trasladado a España, posición de la que siempre fue partidario. No obstante, señaló que todavía harían falta una serie de avances democráticos y señaló el “problema vasco” como principal obstáculo para la entrega del cuadro. En el desempeño de su cometido se entrevistó en España con Javier Tusell y Adolfo Suárez, además de tener diferentes reuniones con José Mario Armero, el abogado al que el Gobierno había encomendado las gestiones legales.

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