Cuando Picasso espantó al FBI
Por HERBERT MITGANG
AUNQUE PABLO PICASSO nació en España, vivió la mayor parte de su vida en Francia y nunca fue a Estados Unidos, la Oficina Federal de Investigaciones y el Departamento de Estado de los Estados Unidos guardaban un voluminoso dosier secreto sobre el titán del arte del s. XX. Estos documentos demuestran que los altos cargos dedicaron dedicaron mucho tiempo y esfuerzo al efecto que Picasso —que se unió al Partido Comunista Francés en 1944— podía ejercer en la opinión estadounidense y a la mejor manera de utilizarlo con fines propagandísticos.
Es un indicador de la histeria de la Guerra Fría de los 50 en adelante que el solo nombre de Picasso inspirase temor y admiración en los círculos del Gobierno. Hace poco, Robert B. Davenport, el inspector responsable de la Oficina de Asuntos Públicos del FBI, declinó explicar por qué se guardaban archivos de ciudadanos extranjeros en el pasado o el presente, pero puntualizó: «No hay ninguna investigación en curso sobre Pablo Picasso». Aunque el artista murió hace 17 años, a los 91, los archivos de Picasso siguen guardados en la sede central del FBI en Washington.
Hace mucho que se guardan archivos sobre ciudadanos estadounidenses por sus opiniones y afiliaciones políticas —desde principios de los años 20, tras el ascenso de J. Edgar Hoover al poder como director del FBI—, pero algunos documentos desclasificados hace poco revelan que artistas europeos de varias disciplinas también fueron vigilados de cerca sin su conocimiento, tanto en su país como cuando viajaban o planeaban hacerlo.
Hace unos meses, gracias a la Ley de Libertad de Información y después de dos años y medio de espera, conseguí los archivos que el FBI y el Departamento de Estado guardaban sobre Picasso.
Mi interés inicial por este material estaba relacionado con el libro que estaba escribiendo, Dangerous Dossiers, publicado el año pasado. En el libro expongo que el FBI tenía archivos de destacados escritores, como los nobeles Thomas Mann, Sinclair Lewis, Ernest Hemingway, William Faulkner, John Steinbeck y Pearl Buck. En el libro también incluí los archivos de cuatro artistas: Alexander Calder, Ben Shahn, Georgia O'Keeffe y Henry Moore.
Muchos de los archivos de los autores y artistas demostraban que estaban siendo espiados por el FBI por haber simpatizado con los opositores al fascismo de Franco durante la guerra civil española. Dado que Picasso pintó Guernica como protesta por las muertes causadas por los bombardeos de la Luftwaffe que apoyaban a Franco en la ciudad vasca, empecé a preguntarme si habría algún archivo sobre él.
Solicité el archivo de Picasso al FBI por primera vez en 1987 y lo recibí por fin el pasado mes de junio. Una de las razones del retraso era que algunos de los documentos debían ser aprobados por el Departamento de Estado. También descubrí que las normas que regula la Ley de Libertad de la Información habían sido endurecidas por orden del Ejecutivo durante la Administración de Ronald Reagan. Con la nueva normativa, los documentos del FBI eran revisados y censurados más de cerca que en el pasado.
Algunas páginas habían sido retenidas directamente; otras tenían párrafos enteros tachados. Entre otras explicaciones, el FBI argumentó que «era bastante posible que constituyese una invasión injustificada de la privacidad personal» o que «revelase la identidad de una fuente confidencial» o que quizá «se mantuviese en secreto en pos de la defensa nacional o la política internacional».
Los archivos prueban que las agencias federales siguieron el rastro de Picasso durante unos 25 años monitorizando lo que escribía, decía y firmaba, su paradero y sus vinculaciones con otras distinguidas figuras del arte —incluidos Fernand Leger, el escritor Louis Aragon, Le Corbusier y Charles Chaplin. En estos archivos Picasso fue etiquetado por el FBI como «Cuestión de seguridad — C» (de comunista) y posible «Subversivo», según su criterio, una amenaza a la seguridad y el bienestar de los Estados Unidos.
Pero tras analizar las 187 páginas del dosier, no he encontrado ninguna prueba que confirme estas acusaciones.
Hasta donde se puede apreciar en un documento tan censurado, el dosier de Picasso vio la luz en 1944. Hay referencias al artista que datan de sus actividades para recaudar fondos destinados a los refugiados de la España de Franco tras la guerra civil española. Por ejemplo, su nombre aparece en el archivo de Dorothy Parker, la escritora americana que presidió el Joint Anti-Fascist Refugee Committee. Aunque Picasso era claramente antinazi y antifascista (se negó a volver a España mientras gobernase el generalísimo), rechazó una oportunidad para escapar a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Prefirió seguir trabajando en París incluso después de que la ciudad fuese ocupada por los alemanes. Durante la ocupación el artista siguió trabajando afanosamente. Estaba prohibido mostrar sus pinturas o escribir su nombre en los periódicos.
En 1945, Hoover ordenó personalmente a su agente especial de la reabierta Embajada de Estados Unidos en París que vigilase a Picasso. En un memorando fechado el 16 de enero de 1945, uno de los documentos principales del dosier de Picasso, Hoover escribió: «Si recibes información relativa a Picasso, debes enviarla a la oficina en vista de la posibilidad de que intente venir a Estados Unidos».
Lo que atrajo la atención de Hoover en un primer momento, según este documento, fue una declaración escrita por el artista en 1944 titulada: «Por qué me convertí en comunista». El texto dice, en parte: «Unirme al Partido Comunista es una consecuencia lógica en mi vida y mi trabajo, y dota a ambos de significado. A través del dibujo y el color he intentado profundizar en el conocimiento del mundo y de los hombres para que este conocimiento pudiese liberarnos. Siempre he dicho, a mi manera, lo que he considerado más cierto, más justo, mejor, y por tanto, más bonito, pero durante la opresión y la insurrección sentí que eso no era suficiente, que tenía que luchar no solo con mi pintura, sino con todo mi ser…».
En 1950 Picasso contempló hacer un viaje a Estados Unidos. Su archivo contiene una noticia de The Washington Post, con fecha del 4 de marzo de ese año, en la que se menciona que el Departamento de Estado había denegado el permiso para visitar Estados Unidos a una «delegación de paz» de 12 miembros europeos encabezada por Picasso. El nombre oficial del grupo era Comité Mundial de Partidarios de la Paz, y el Departamento de Estado lo etiquetó como la «organización comunista líder en el mundo», además de añadir que los 12 miembros eran «conocidos comunistas o compañeros de viaje y, por tanto, objeto de exclusión».
El archivo de Picasso también contenía un comunicado con el sello de «confidencial», fechado el 23 de febrero de 1950 y enviado por el embajador en París, David K. Bruce, al Secretario de Estado Dean Acheson, en el que se sopesaba qué pasaría si se denegase a Picasso una visa para ir a Estados Unidos. El mensaje taquigrafiado decía: «En vista de su reputación internacional, denegar una visa a Picasso provocaría comentarios poco favorables, sobre todo en los círculos intelectuales y “liberales”. Diría que debemos temer la propaganda pacífica comunista. Sin embargo, si la decisión es negativa, creemos que el portavoz del departamento y Voice of America (VOA) deberían señalar que la visita es una propaganda descarada puesta en escena por motivos puramente políticos que no tienen ninguna conexión con las actividades profesionales de los participantes.
En cualquier caso, rogamos que la decisión se tome lo más rápido posible, ya que cuanto más se posponga, más fácil le será al Partido Comunista explotar su malestar, que por supuesto es su principal objetivo».
El archivo de Picasso se gestó en la «sede del Gobierno», la expresión favorita de Hoover para su oficina en Washington. Al igual que otros registros similares del FBI, repite datos sin elaborar y contiene faltas de ortografía e información inconexa. Gran parte del material solo reproduce las noticias de los periódicos. Picasso está registrado como «escultor y pintor» y se identifica con varios nombres: Pablo Picaso, Pable Picasso, Pablo Ruiz Picasso y One Picasso.
Los datos biográficos del archivo incluyen observaciones sobre su vida privada: «Vive discretamente con una mujer mucho más joven, también artista y comunista, con la que ha tenido dos hijos (nombres no facilitados)». Se refiere a Françoise Gilot, artista por derecho propio.
Otros documentos hacían hincapié en las conexiones internacionales del artista. Un memorando del FBI de 1950 se refiere a audiencias ante un subcomité del Senado sobre inmigración y nacionalización que relacionaba a Picasso con Charlie Chaplin. «Revisando el caso de Chaplin», decía el memorando, «salió a la luz que este había enviado un telegrama a Pablo Picasso, un reconocido miembro del PC francés, instándole a organizar manifestaciones contra Estados Unidos en Francia». Un memorando posterior de la oficina del FBI en Los Ángeles cuestionó la veracidad de esta afirmación. Un tercer memorando afirmaba que en la convención nacional de Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln «se leyeron felicitaciones de Pablo Picasso».
Un memorando de 1949 de La Habana sobre el Partido Comunista en Cuba decía: «Como es sabido, los comunistas han adoptado como emblema de su campaña internacional la paloma blanca pintada por el artista español Pablo Picasso. El pájaro pintado por Picasso pertenece a una especie llamada “Trompetera rusa”». La paloma, obviamente, era compañera de viaje.
En una página censurada casi por completo del archivo de Picasso, originada en la oficina del FBI de Nueva York con fecha del 16 de junio de 1950, se hace la acusación más grave sobre el artista: «Espionaje — R» (de Rusia). El archivo no contiene ningún documento adicional que justifique su inclusión en dicha categoría.
En 1957 el agente especial (nombre tachado) del FBI escribió un memorando etiquetado como «Actividades culturales» con el sello de «Secreto». Este reflejaba la reseña del periódico comunista The Daily Worker de la exposición de Picasso en el Museum of Modern Art. El memorando citaba a Alfred H. Barr Jr., director del museo, quien dijo: «No queremos poner a Picasso en una situación comprometida invitándolo para que después el Gobierno cuestione su entrada».
Aunque el archivo de Picasso disminuyó a mediados de los 60, su nombre siguió apareciendo en las referencias del FBI hasta 1971, cuando tenía casi 90 años.
Para averiguar un poco más sobre la actividad Política de Picasso, hablé con Dominique Desanti, amiga del artista. Madame Desanti y su marido, Jean-Toussaint Desanti, fueron miembros activos de la Resistencia francesa durante la ocupación. Me dijo que tanto ella como su marido se unieron a la lucha armada del lado de los comunistas. En 1956 abandonaron el partido tras la invasión soviética de Hungría. Hace poco Desanti rememoraba en Nueva York, en cuya universidad enseñaba, la actitud de Picasso hacia el Partido Comunista en Francia.
«Picasso venía de la tradición anarquista española», dijo. «Era comunista, pero no seguía la línea del partido. Nunca atendía a los mítines de la célula en Vallauris, la pequeña ciudad donde vivía. Si había un mitin, eran ellos los que iban a él. El alcalde de Vallauris era comunista. Picasso donó algo de dinero al partido, pero tampoco mucho. No era una persona muy política, pero le interesaba la sociedad. Unirse al Partido Comunista era lo normal entre los artistas e intelectuales en Francia, como Aragon, Leger y Picasso».
«Una vez me dijo: “Si no fuese comunista, sería un burgués de la peor calaña”. Si hubiese sabido que el FBI lo vigilaba, seguramente se habría partido de risa. Se habría puesto una máscara con una nariz roja y habría hecho bromas al respecto. Sin duda una cosa tan absurda le habría parecido surrealista».