Para abordar el alcance y la influencia de Guernica, cuyo valor artístico es indisociable del político, se ha de ir más allá de la mera presencia física de la obra. Esto es, como parte también de su historia, es preciso considerar las peticiones de museos que fueron rechazadas, las réplicas, las apropiaciones artísticas y los usos espontáneos y colectivos de la obra en señal de protesta.
El resultado es un mapa de orden intercontinental que revela un sistema de relaciones que aumenta y se intensifica con el tiempo.
Si por un lado los viajes del cuadro evidencian la capacidad de adaptación y transformación de su valor simbólico, el uso de su imagen fuera del ámbito museístico pone de manifiesto su indiscutible valor de alegoría atemporal al margen de las cuestiones de propiedad.
Una de las características de la historia de la obra más célebre del artista español Pablo Picasso es su naturaleza de obra itinerante.
Viajes del cuadro
Antes de instalarse en el Museo Reina Sofía de Madrid, en julio de 1992, Guernica había sido expuesto en diversas ciudades de once países de Europa y América, donde se convirtió en protagonista absoluto de las exposiciones en las que participó y en elemento de memoria sobre la que se fue construyendo un nuevo orden mundial. Sin embargo, por el progresivo valor simbólico que iba adquiriendo, más allá del uso que han hecho los museos y las instituciones donde el cuadro ha sido presentado, Guernica dibujó una geografía mucho más amplia donde su imagen, a menudo transformada y adaptada, sintetizaba los relatos políticos y artísticos de contextos muy variados.
Rechazos a su préstamo
Esta geografía contempla las itinerancias del cuadro, pero también las peticiones de préstamo que fueron rechazadas por motivos políticos, de seguridad o de conservación. Por lo tanto, visibiliza los deseos y las aspiraciones anónimas e institucionales en torno a Guernica, así como las ocasiones en las que, no pudiendo contar con la obra original, se recurrió a su réplica o a su traducción en otros medios, soportes y tamaños.
Guernica como imagen
El desbordamiento de este mapa se produce allí donde el cuadro es reclamado y apropiado, en ámbitos de protestas y resistencias, por su valor icónico como símbolo y alegoría antibelicista. Esto lleva Guernica a barrios, calles, cárceles e iniciativas sociales de todos los continentes, donde se reproduce total o parcialmente en carteles, pancartas, pegatinas, folletos informativos y muros. También participan de este desbordamiento artistas de diferentes países mediante versiones, actualizaciones y revisiones de Guernica en soportes diversos, mezclándose en ocasiones con estéticas no occidentales o empleando una iconografía renovada y específica de los diferentes lugares y razones donde surge. En la conexión de todos estos puntos geográficos se dibuja la posibilidad de una geografía sin límites. A su vez, en su calidad de icono que emerge ante la violencia contra la población civil, allí donde las libertades individuales o colectivas son amenazadas, y en la identificación del cuadro con el bombardeo, Guernica como imagen evidencia los lugares en los que la guerra y la violencia se vuelven a reproducir.